Ecuador 2025: el consumidor que aprendió a adaptarse
- Jheovany Mejia
- 14 oct
- 3 Min. de lectura
Por EUREKNOW | Consumer & Market Lab.

El consumo habla. Y cuando el país cambia, el consumo también cambia su tono.
En Ecuador, el consumidor actual no solo compara precios o marcas: evalúa emociones, certezas y confianza. Detrás de cada elección hay una historia de adaptación.
Nuestros últimos estudios —realizados entre agosto y septiembre de 2025 en Quito, Guayaquil y Cuenca, con 1.000 encuestas y sesiones cualitativas— revelan cómo el consumidor ecuatoriano se ha convertido en un estratega silencioso, que equilibra razón, emoción y propósito en cada compra.
1. Un consumidor más racional, pero no indiferente
El 68 % de los ecuatorianos afirma que hoy planifica más sus compras que hace un año, y 6 de cada 10 ha cambiado al menos una marca habitual por una más económica. Sin embargo, este cambio no obedece solo al precio: responde a una búsqueda de equilibrio emocional.
“Compro diferente, pero sin dejar de darme mis gustos. Hay cosas que me hacen sentir bien, y eso también vale.”
— Participante, NSE C+, Quito
El consumo ya no es una simple transacción: es una forma de mantener la estabilidad emocional en tiempos inciertos.
2. Del deseo al significado: lo que guía las decisiones
El consumidor ecuatoriano se mueve hoy entre dos polos emocionales según el modelo MONE usado para el análisis de este estudio:
La seguridad emocional, que impulsa decisiones más cuidadosas, previsibles y orientadas al valor.
La realización personal, donde aún busca experiencias que le devuelvan energía y sentido.
Así, mientras reduce gastos en ciertas categorías, invierte más en otras: bienestar, tecnología accesible, autocuidado y tiempo compartido en familia.
Ejemplo: en nuestros sondeos, el 47 % afirma que ha recortado salidas a comer fuera, pero el 52 % dice que cocina más en casa “porque le hace bien”.
El bienestar dejó de ser lujo: se volvió estrategia emocional.
3. Marcas bajo nueva evaluación: confianza y coherencia
Hoy, solo el 28 % de los ecuatorianos dice confiar plenamente en la publicidad tradicional. Pero cuando las marcas comunican desde la autenticidad y la empatía, la conexión crece.
El consumidor no busca grandes discursos: busca gestos.
Pequeñas evidencias de coherencia entre lo que una marca dice y lo que hace.
Y cuando las encuentra, responde con lealtad silenciosa.
4. El consumo como reflejo de resiliencia
En los grupos cualitativos emergen frases que describen el espíritu del momento:
“Ya no compro por impulso, compro por propósito.”
“Me cuesta más, pero prefiero algo que me dure.”
Detrás de esas frases no hay resignación, sino madurez de consumo. El ecuatoriano aprendió a adaptarse: a buscar equilibrio entre razón y emoción, entre cuidar el bolsillo y cuidar su bienestar.
5. Lo que las marcas deben comprender
Más valor, menos promesas. No basta con decir “somos accesibles”; hay que demostrarlo en la experiencia.
Historias reales. La comunicación que conecta no es la que exagera, sino la que acompaña.
Humanizar el dato. Medir no es solo contar ventas, sino entender emociones detrás del consumo.
Reconectar desde la verdad. En un mercado más consciente, la transparencia es la nueva ventaja competitiva.
Reflexión final
El Ecuador de hoy no es solo un país que enfrenta desafíos: es un país que aprende a reorganizar sus prioridades.
Preferimos no hablar de un consumidor en crisis, eso no aporta en nada, preferimos decir que el consumidor ecuatoriano está en transformación. Y las marcas que sepan escuchar esa transformación —más que interpretarla— serán las que lideren el próximo capítulo.
EUREKNOW — Donde los datos hablan con emoción.
Porque entender al consumidor ecuatoriano es entender su forma de adaptarse al cambio.
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